Conocimos a Curro y Jorge con Cobardes y Gallinas, su empresa de huevos fabulosos de gallinas de razas autóctonas españolas, que viven en libertad en una pequeña granja de Torrelodones. Nos enamoramos del proyecto y de ellos, no vamos a negárselo, y empezamos a venderlos únicamente en la tienda de Madrid debido a su fragilidad para el transporte. Son dos tipos honestos, con ellos no hay ni trampa ni cartón, y eso nos da seguridad. Por eso, cuando nos hablaron de que se habían metido en el negocio del aceite, no tuvimos dudas: queríamos de ello y para todas las tiendas.
Lo comercializan bajo el nombre de La Sombra del Grillo, nombre que nos llamó la atención y le preguntamos a Curro para resolver la duda. Nos dice que no querían poner el clásico nombre con título nobiliario, y representar algo muy pegado a la tierra, como los olivos, como la sombra de un grillo, como ellos mismos.
El Aceite de La Sombra del Grillo lo elaboran con la variedad Hojiblanca. Nos cuentan que escogen esta variedad a pesar de que en Córdoba, que es donde lo hacen y, en el Sur en general, se tiende al gusto más picante de la Picual. Ellos buscaban un aceite de diario, de los que nos acompañan desde la tostada del desayuno hasta el aliño de la ensalada para la cena, suave y ligero pero sin perder sabor. De cosecha temprana, sin filtrar, con un bonito color dorado, brillante, que se ve a través del cristal de la botella.
Inicia sesión primero.
Iniciar sesiónCrear una cuenta gratuita para guardar tus favoritos.
Iniciar sesión